No hay nada de lo que preocuparse, hemos atado nuestros correspondientes lazos bien atados. Ni el transcurso del tiempo, ni todas las tormentas que se aproximen junto a un vendaval podrán arrollarlo.
Sentiremos cosquillas cuando la mano fría de la lejanía acaricie nuestros cuerpos....y suspiraremos cuando nos sintamos cada vez más y más cerca.
