jueves, 4 de noviembre de 2010

«Parajes emocionales.»

A la sombra de las virtudes del árbol de los defectos, se cansó el pasajero de sentirse extraño en un camino al que conducía el mismo cielo cubierto de las mismas nubes de siempre. El canto de los pájaros se pierde en el ulular del viento igual que la incredulidad se disfraza de tímida sonrisa. Un vaivén desenfrenado recorre sus pies otra vez. 

No es primavera. Sólo queda escarcha agarrándose a las rodillas. No es primavera porque el calor del sol no es suficiente, porque no hay aroma floral que maquille los recuerdos. No hay más que mil razones mustias para dejar de caminar y transeúntes con ojos turbios que, para andar pisoteando ajenos juegos de palabras, prefieren no ser.