viernes, 20 de mayo de 2011

«Tormenta solar II.»

Sé que no sonará raro, porque es más sencillo estar asustada que no estarlo en un momento así, pero quiero confesar que estoy embargada. El miedo y la angustia me están quitando todas mis cosas, incluso mis pertenencias futuras. Me estoy quedando sola, sin nada. ¿Y qué se hace ante tal vacío? Mi voz resuena entre las paredes y hasta si se me escapa una lágrima se oye el eco de la gota colisionando contra el piso.


Las canciones que recuerda mi cabeza están hechas para sacarme las tripas de manera que me vea en la obligación de tener que volver a derramar lágrimas que no cicatrizan con su sal. Los consejos que me dan los tengo que vender para poseer algún tipo de fuerza o esperanza real que llevarme a la boca y que alimente de veras. ¡Qué vergüenza! No poder demostrar que también sé llorar de alegría...




Memento mori.

Regálame algún suspiro.